No cabe la menor duda que 2017 será un año pleno de sorpresas. Algunas de ellas (la mayoría) no serán gratas y el resto (las menos) presentarán resquicios que, si los sabemos aprovechar, reducirán al menos los sinsabores del triste panorama que tenemos enfrente y que será inevitable confrontar.
La etapa histórica por la que atraviesa México y, en general, el mundo, nos preocupa a todos. Pocas han sido las ocasiones en que la humanidad entera haya padecido situaciones semejantes de guerras, éxodos, hambre, dispendio, abusos, crímenes, inseguridad, corrupción, cinismo y hartazgo como hoy sufre. Los países más fuertes, ricos y poderosos se sirven de su situación de privilegio para hacer valer su poder, mientras que en los países más chicos, pobres y vulnerables son sus gobernantes quienes haciendo uso y abuso de su privilegiada situación de liderazgo político someten a sus sociedades a través de la fuerza, la mentira y la complicidad. Este es el panorama que tenemos enfrente y ellos son los retos que deberemos sortear, si queremos permanecer, sobrevivir.
2017 inicia con el relevo del Poder Ejecutivo en la nación más poderosa del mundo. Un cambio de administración federal lleno de incertidumbre, de dudas, de temor, de terror y, para algunos, de esperanza. Pocas veces la paz, la prosperidad y la felicidad del hombre como sociedad en su conjunto se han encontrado en riesgo como hoy lo están. Todo, absolutamente todo dependerá de la voluntad, de la capacidad y de la madurez de un individuo.
Las empresas, como entidades productivas, también enfrentan esta penosa y delicada situación social, económica y política. Cada día que transcurre se ven inmersas en mayores riesgos, más limitaciones, innumerables obstáculos que ponen a prueba la capacidad de sus dirigentes para resolver los múltiples problemas que enfrentan. De ahí entonces que deban aprovechar cualquier tipo de oportunidad que les permita seguir existiendo y más aún, que les asegure no solo su permanencia sino su evolución y expansión.
Una de las maneras en que puede lograrse lo anterior es sin lugar a dudas poder desentenderse del factor de la producción más importante, costoso y de mayor riesgo en todo el proceso productivo: el recurso humano.
Hoy día existen múltiples formas de evitar la contratación directa de la mano de obra. Si deseamos seguir como empresa rentable, entonces es hora que otros contraten a nuestros trabajadores, resuelvan sus requerimientos, cumplan con sus obligaciones, atiendan sus deberes y que a nosotros nos dejen en plena libertad para dirigir a nuestra empresa sin otra preocupación que llevarla al éxito.
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