La nueva normalidad ha traído cambios en la logística y en la forma en que se administra la cadena de suministro. La industria automotriz se encuentra adaptándose a nuevos proveedores y a sistemas digitales para solventar la producción.
La COVID-19 cambió la forma en la que vivía una industria. Desde los paros del año pasado, hasta la forma en la que actualmente se mueve el sector automotriz, el virus ha transformado todo aquello que se conocía. Ante estos hechos una nueva realidad se está viviendo en el ámbito logístico; se sigue trabajando en la forma de fortalecer la cadena de proveeduría y en la forma de conseguir piezas en tiempo récord en territorio nacional, ya sea con la tecnología de varias empresas o a través de tratados de comercio.
La necesitad de mantener los componentes para la fabricación de vehículos ha hecho que las empresas OEM, Tier 1, y hasta Tier 2, aumenten su stock para poder responder al desabastecimiento, pero esto no ha sido suficiente cuando se habla sobre semiconductores, pues este chip, que impulsa la parte electrónica del vehículo, puede representar hasta 47% del costo y la participación de la composición total de un auto. Es decir, su existencia es prioridad para la producción.
Por si fuera poco, un auto tiene en promedio de 60 mil a 90 mil piezas, de las cuales solo algunas son producidas por la OEM, mientras que las demás son requeridas por proveedores que estaban alrededor del mundo, costumbre que ha cambiado con la pandemia de la COVID-19, pues las armadoras han buscado Tier 1 y Tier 2 más cerca a ellas para abastecerse de forma rápida y no requerir de la logística marítima.
Misma que se encuentra en un momento de contracción de espacios, que afecta la confiabilidad de los itinerarios y tiempos de tránsito, lo cual ocasiona inestabilidad en la planeación y el incremento en la demanda en el servicio. Esto se traduce en una desestabilización del presupuesto logístico y tiempos de producción para las OEM.
El reto está en integrar un sistema de logística resiliente que se ajuste a las complejidades de la cadena de suministros de la industria automotriz y que permita a los OEMs anticiparse ante eventos disruptivos, minimizar los impactos económicos y aumentar su competitividad.
Actualmente la industria automotriz está gestionando sus suministros para acelerar o desacelerar su producción y sus peticiones en la cadena de suministro, lo que incluye transporte intermodal y servicios de almacenaje. La logística como se conocía antes no volverá, es una realidad a la que las empresas deben de adaptarse.
La pandemia de la COVID-19 ha revolucionado una era digital en donde la logística podrá ser medida en todo momento para conocer cuál es el curso del suministro, esto establecer mejores tiempos de entregar y de fabricación, ahora, la pregunta es si se retomara una producción similar a la del 2019. El panorama dice que sí para 2023 y los más optimistas lo esperan en 2022, lo cierto es que nada volverá a ser igual y la industria debe abordar nuevas formas de conocer su cadena de suministro.
Redacción extraída de: www.clusterindustrial.com.mx